El tema de los mundos perdidos en la literatura postmoderna
«A casa… ¿Qué quiere decir eso? Ya le he dicho lo que pienso del hogar. Una paloma tiene hogar, una abeja tiene hogar. un inglés tiene hogar, tal vez. Yo tengo domicilio, residencia. Ésta es mi residencia. Este apartamento. Esta ciudad. Este país. El hogar es algo demasiado místico para mí (2005, 194).» De este modo se expresa paul rayment, protagonista de Hombre lento (2005), del nobel sudafricano J. M. Coetzee. Paul no siente que su apartamento sea su hogar, pero tampoco que Australia sea su patria o el inglés su idioma: la casa que habita es un simple domicilio, el país en el que está nacionalizado, el lugar en el que uno pasa más desapercibido que en otros y el idioma que habla, un conjunto de sonidos que emite un ventrílocuo. Tal vez lo más sorprendente sea que esta situación no parece preocuparle; al contrario, le pide a su interlocutora, la escritora Elisabeth Costello (trasunto del propio Coetzee), que no le dé a la conversación mayor...
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