A primeros de agosto de 1945, el máximo representante en Europa de la todavía MPPDA recibió orden de viajar a Madrid.[1] La situación internacional y bilateral era muy delicada. Tras la exclusión de España de las Naciones Unidas, el régimen franquista permanecía a la espera de que se concretasen las posiciones de Francia, Gran Bretaña y, sobre todo, Estados Unidos. Las majors intentaron aprovechar el impasse bilateral para mejorar su posición en el país. Fayette W. Allport partió hacia España con la misión de cerrar un acuerdo comercial por un año de duración. Cuatro metas concentraban el interés de sus representadas: acabar con el sistema de licencias de importación vigente; recuperar el control sobre los beneficios económicos obtenidos (repatriaciones y uso del dinero bloqueado); aumentar el número de películas importadas; y obtener vía libre para que las filiales pudiesen comercializar las películas en régimen de porcentaje.
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