Personaje: entre lord darlington y mr. Farraday
Lord Darlington En lo que se refiere al primero, Lord Darlington pasa de ser una personalidad relevante y apreciada en el segundo nivel a un incómodo difunto en el primer nivel. Finalizada la segunda Guerra mundial, la prensa británica acusa al gentleman de haberse dejado seducir por los fascistas. La denuncia por libelo que interpone Lord Darlington solo sirve para hundir aún más su prestigio, puesto que el tribunal competente decide desestimarla. La actitud de Stevens hacia el Lord oscila entre la negación —Rushdie apunta que, del mismo modo que san pedro, Stevens niega en tres ocasiones a Lord Darlington (1992, 245)— y la defensa. Lo niega ante los demás para evitarse problemas —y por vergüenza—, pero lo defiende en su fuero interno porque intuye que la condena de Lord Darlington lo arrastra también a él. Si su señor queda condenado también él lo estará, y su servicio, al que ha dedicado toda su vida, habrá sido no solo en vano, sino además orientado hacia el mal.
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