Anaconda: 06
Anaconda de Horacio Quiroga Capítulo VI -¡Por fin! -exclamaron todas, rodeando a la exploradora-. Creíamos que te ibas a quedar con tus amigos los hombres... -¡Hum!... -murmuró Ñacaniná. -¿Qué nuevas nos traes? -preguntó Terrífica. -¿Debemos esperar un ataque, o no tomar en cuenta a los Hombres? -Tal vez fuera mejor esto... Y pasar al otro lado del río repuso Ñacaniná. -¿Qué?... ¿Cómo?... -saltaron todas-. ¿Estás loca? -Oigan, primero. -¡Cuenta, entonces! Y Ñacaniná contó todo lo que había visto y oído: la instalación del Instituto Seroterápico, sus planes, sus fines y la decisión de los hombres de cazar cuanta víbora hubiera en el país. -¡Cazarnos! -saltaron Urutú Dorado, Cruzada y Lanceolada, heridas en lo más vivo de su orgullo-. ¡Matarnos, querrás decir! -¡No! ¡Cazarlas, nada más! Encerrarlas, darles bien de comer y extraerles cada veinte días el veneno. ¿Quieren vida más dulce? La asamblea quedó estupefacta. Ñacaniná había...
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