Apéndice 3. Escribir, Amar y Cortar Leña
KAFKA se despidió «temporalmente» de la Compañía de Seguros en el verano de 1922. Los médicos no ocultaron la gravedad de su proceso tuberculoso, y sus superiores le permitieron irse de «vacaciones». La señora Svatková, encargada de la limpieza, recibió del doctor Treml la orden de llevarse las «porquerías» que el doctor Kafka había dejado en su escritorio, el vaso lleno de lápices y también la taza que durante tantos años le había servido para tomar leche o para reanimarse con un té. En realidad, las vacaciones ocultaban una definitiva jubilación. Kafka se fue a Planá acompañado por su hermana Ottla, y replanteó su vida de arriba abajo, en un estado de creciente angustia. Ahora estaba definitivamente libre de la oficina, pero tenía que contar con la tuberculosis y la vecindad de la muerte. A ratos, trataba de llevar a buen término la redacción de El castillo, pero se sentía embargado por pensamientos inquietantes y contradictorios. En tales circunstancias,...
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