Balada XXII: El fuego fatuo
Baladas españolas Balada XXII : El fuego fatuo de Vicente Barrantes Sobre la enhiesta loma, entre el tapiz de flores, cuando su carro Febo sepulta en el nadir, me place mi tesoro de luz y de fulgores vertiendo entre los pliegues de las tinieblas ir. El amador mancebo que la señal espera para volar al seno de su querida fiel, por mí tuerce engañado su rumbo y su carrera, y me maldicen ambos, la enamorada y él. Si en el desierto rugen los fieros huracanes, y el caminante pierde rumbo, esperanza y luz, la mía le conduce a simas y volcanes, y do buscaba asilo, encuentra el ataúd. También sobre las ondas a su feroz arrullo el náufrago me mira agonizante ya: apenas de alegría su voz alza un murmullo; y nada, y nada, y siempre estoy yo mas allá. Volando en los espacios corno la mente loca mi luz es el deseo que, mata sin sentir, el vaso de ambrosía que nunca el labio toca, el postrimer fantasma que vemos al morir. Imagen soy del mundo: mi resplandor atrae al...
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