Bendición de la tierra - Libro Segundo. Capítulo 4
Carros tirados por reatas de caballos bordean las tierras pantanosas, cargadas con las piezas para montar las casas transportables de los nuevos colonos. Un día tras otro, y un carro sucediendo a otro, descargan en el sitio que será conocido por el nombre de Castillo Grande –Storborg–. Y grande será la hacienda. Ahora, cuatro hombres están sacando piedras de la ladera para la construcción de un muro y de dos locales subterráneos. Se suceden los acarreos, y llegan maderos ya labrados, que sólo esperan la primavera para ser ensamblados. Todo está numerado y no faltan ni puertas ni ventanas, ni una vidriera de colores para la tribuna. Y un día pasa un carro con una carga imponente de tablas. ¿Qué será? Un vecino de más abajo de Amplia Vista, procedente del Sur, sabe de qué se trata: —Es para hacer una valla que rodee el jardín –dice. El nuevo colono piensa, pues, poner un jardín, un jardín en aquellos sitios del yermo. Todo aquello parecía prometedor. Nunca se...
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