Borrachera
El triste yo que soy, ahora erao fui. Soy Iván el Terrible, y ni siquieralos que me conspiran son Boyardos. Unosojos flotan hace lejos, me codeanmirando, están junto a Platón viendouna película muda en su caverna.Que me suelten al bandido: estoy esperándolocomo al porvenir, yo, Conquistadorde una Mongolia de sueño inaccesible. Mi patria, la pobre, hace tiempoque no se cambia el vestido, y noporque nadie, sino porque escondesu propia llagadura. Me decían: Vámonos,aquí nos matan. Pero no estoy desocupado.El Poeta me hace reír: después de todola vida humana es como JuanaFlor: no es Juana. Yo no espíoel futuro por la cerradura, pero no me conformocon la aldaba, y profetizo: Platón, jovenPlatón, no existe su república, no hayrepública como ésta —pobrecita—, no haysu Rusia ni hay tal nada. Sólo sientopor el ángel que se está desplumando,ya casi parece hombre, desnudoel desplumado. Sí me iría a dondepudiera nacionalizarme de feliz.Total, ya he pagado, vecino. Si...
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