Cañas y Barro: 148
none Pág. 148 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez El viejo estaba impaciente y daba prisa a su nieto. Sólo quería detenerse el tiempo preciso para que el señor tomase un bocado, y en seguida a los carrizales. Había que aprovechar la mañana. Al poco rato partieron: Tonet delante llevando la Centella en su barquito, como un mascarón de proa, y a continuación la barca del tío Paloma, donde don Joaquín examinaba con asombro la escopeta del viejo, aquella arma famosa llena de remiendos, de la que tantas proezas se contaban en el lago. Los dos barquitos salieron a la Albufera. Tonet, viendo que su abuelo perchaba hacia la izquierda, quiso saber adónde iban. El viejo se asombró de la pregunta. Iban al Bolodró, la mata más grande de las inmediatas al pueblo. Allí abundaban más que en otros puntos los gallos de cañar y las pollas de agua. Tonet quería ir lejos: a las matas del centro del lago. Y entre los dos barqueros comenzó una empeñada...
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