Celín: 4
CelínCapítulo IV de Benito Pérez Galdós De la visita de Diana y Celín hicieron a la capilla del Espíritu Santo Ya llegaron la niña de Pioz y su guía a Nuestra Señora del Buen Fin. La puerta principal estaba cerrada. Las esculturas de ella dormían beatíficamente en sus nichos, la cabeza inclinada sobre el hombro. Por indicación del rapaz, dieron la vuelta, tropezando en el desigual piso, hasta acertar con una rinconada donde se veía claridad. Era el postigo de la sacristía. Celín delante, la señorita detrás, entraron, y el chicuelo guiaba mostrándose conocedor de los rincones del edificio. Como llegaran a un sitio obscuro, sacó Celín del seno su caja de cerillas y encendió una contra la pared, para alumbrar el tránsito. Cuando había que bajar dos o tres escalones, alargaba la mano con galantería para que la señorita se apoyase. Penetraron en una pieza abovedada y rectangular, mal alumbrada por un candilón cuya llama ahumaba la pared. Por un agujero del...
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