Clemencia Segunda parte: 2
ClemenciaSegunda Parte Capítulo II de Fernán Caballero Segunda parte Capítulo II Clemencia a poco fue querida de todos, como no podía dejar de suceder, apegándose ella a los que la rodeaban y le hacían la vida tan dulce con todo el calor de su amante corazón. -¡Caramba! -solía decir don Martín-, bien sabía el tronera de mi hijo lo que se hacía casándose con esta malva-rosita. (Don Martín, que a todo el mundo ponía sobrenombre, le había puesto éste a su nuera, uniendo así los emblemas de la hermosura y de la suavidad.) Es un sol para la vista, un canario para el oído, y una alhaja para la casa. Estoy ya tan hecho a ella -añadía con su acostumbrado egoísmo-, que no sentiría más sino que pensase en volverse a casar, lo que no puede dejar de suceder, puesto que la viuda lozana, o casada o sepultada o emparedada. -¡Qué se había de casar! -decía el Abad, que no ignoraba cuánto había sufrido Clemencia en su matrimonio, y que desde su alta y serena...
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