Clemencia Tercera parte: 2
ClemenciaTercera Parte Capítulo II de Fernán Caballero Tercera parte Capítulo II Clemencia, abrumada con los quehaceres que le proporcionaba el amueblar y preparar su casa, distraída y atolondrada con el sinnúmero de visitas que recibía la rica, hermosa y amable viuda, aunque había pensado escribir a Pablo, lo difirió. ¡Qué de cosas se dejan de hacer por diferidas! Diferir un buen propósito, es como diferir el socorro a un necesitado; suele perecer éste, merced a la omisión, e invertirse la limosna en otra cosa; y así también suele desmayar y desvanecerse el buen propósito, gastarse el tiempo y la voluntad en otra cosa, como sucedió a la limosna; sobreviene el olvido con su apagador, y sume todo en el caos. Tan luego como Clemencia estuvo establecida en su hermosa y bien alhajada casa, fue ésta en extremo concurrida. Su dueña poseía el don innato de bien recibir, puesto que éste, así como todo lo fino y delicado en el trato, tiene por base la bondad, y...
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