Cuarto Libro de La Galatea: 30
-Si por ventura hay entre vosotros, señores, quien de los estraños efectos y casos de amor tenga alguna noticia, y las lágrimas y sospiros amorosos le suelen enternecer el pecho, acuda quien esto siente a ver si es posible remediar y detener las más amorosas lágrimas y profundos sospiros que jamás de ojos y pechos enamorados salieron. Acudid, pues, pastores, a lo que os digo: veréis cómo, con la experiencia de lo que os muestro, hago verdaderas mis palabras. Y, en diciendo esto, volvió las espaldas, y todos cuantos allí estaban la siguieron. Viendo, pues, la pastora que la seguían, con presuroso paso se entró por entre unos árboles que a un lado de la fuente estaban; y no hubo andado mucho cuando, volviéndose a los que tras ella iban, les dijo: -Veis allí, señores, la causa de mis lágrimas; porque aquel pastor que allí parece es un hermano mío, que por aquella pastora ante quien está hincado de hinojos, sin duda alguna, él dejará la vida en manos de su...
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