Cuervo (Clarín): 11

Capítulo XI 11 Pág. 11 de 11 Cuervo (Clarín) Leopoldo Alas Antón el Bobo y Cuervo se habían conocido en un entierro, al borde de una sepultura. El duelo, aunque se despedía en el cementerio, según rezaban las esquelas, se había quedado atrás, muy atrás, por no atreverse con el lodo de la carretera; y como en Laguna no iban coches a los entierros, sólo los valientes, los verdaderos aficionados, habían osado llegar a la lejana necrópolis, como llamaba el diputado, eléctrico al camposanto. Los curas, que se despedían siempre del difunto en la casilla del resguardo, habían vuelto la espalda al que dejaban entregado a la Justicia ultratelúrica; y el carro fúnebre, con la gente de servicio y un criado del difunto, había emprendido, cuesta arriba, el fin de la jornada. Antón el Bobo se detuvo para doblar los pantalones, que no quería manchar de barro, y al levantar, sonriendo, la cabeza, vio que un señor que parecía clérigo vestido de paisano le...

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