De tal palo, tal astilla:30
De tal palo, tal astillaCapítulo XXX: El sol de Tasia de José María de Pereda En las primeras horas de la tarde del día de San Juan, mientras las campanas repicaban al rosario, y las mozas se vestían y se adornaban par ir a rezarle y andar otra vez la procesión antes de dar comienzo la romería, y se dirigían a Valdecines por sierras, mieses y montañas las gentes de los pueblos circunvecinos, Águeda había llamado a Macabeo a su casa. -Para que esta tarde celebres la fiesta del santo Patrono más alegremente que lo poco que alcanzaste de la velada de anoche, quiero que sepas que he determinado, con el beneplácito de mi hermana y de mi tío, regalarte cuantas tierras llevas de esta casa en arriendo, sin perjuicio de manifestarte la estimación en que todos te tenemos con otras dádivas, hasta hacer de ti uno de los mejor acomodados labradores del pueblo. En cuanto al servicio que anoche me prestaste, como no es de los que pueden pagarse con dinero, queremos que le vayas...
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