El amigo Manso: 47

21/10/2009 1.717 Palabras

El amigo Manso Capítulo XLVII de Benito Pérez Galdós Capítulo XLVII - No me dejaba a sol ni sombra Bendiciones mil a mi cariñosa vecina, que sin duda se había propuesto hacerme agradable la vida y reconciliarme con lo humano. ¡Ley de las compensaciones, te desconocerán los que arrastran una vida árida, en las estepas del estudio; pero los que una vez entraron en las frescas vegas de la realidad...! Abajo las metafísicas, y sigamos. Fatigadillo estaba yo una mañana cuando... tilín. Era Ruperto, que me pareció más negro que la misma usura. «Mi ama, que vaya luego...». -Ya me cayó que hacer. ¿Qué ocurre? Voy al instante. Hallé a Lica muy alarmada porque en el largo espacio de tres días no había ido yo a su casa. En verdad era caso extraño; me disculpé con mis quehaceres, y ella me puso de ingrato y descastado que no había por donde cogerme. «Pues verás para lo que te he llamado, chinito. Es preciso que acompañes a D. Pedro...». -¿Y quién es D....

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info