El final de Norma: Segunda parte: Capítulo IX
El final de Norma Capítulo IX: El mar es un contrabajo de Pedro Antonio de Alarcón Serafín era dichoso, sin embargo de tener mucho frío. No sólo había vencido al Capitán, sino que le había, arrancado las uñas. Nada tenía que temer, por consiguiente, y sí mucho que esperar en beneficio de su amor. Pasó, pues, el día sumido en los más dulces pensamientos. -¡Va aquí! -decía-, ¡a mi lado! ¡conmigo! ¡a diez pasos de esta cámara! ¡Me ha salvado la vida, después de avisarme dos veces el peligro! ¡Me ama, me ama sin duda alguna! ¡Pero yo necesito verla otra vez; yo necesito hablarle; decirle que sigo este viaje sólo por ella; saber lo que me resta que sufrir, lo que debo esperar de su amor, lo que debo hacer para no separarme nunca de su lado! ¡Mas, pesárale a su impaciencia, Serafín no podía hacer más que aguardar los acontecimientos! Conociolo así, y dejó de atormentarse con estériles cavilaciones. Al anochecer se acostó. Empezaba ya a...
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