El hampón: 5
El hampón Capítulo V de Joaquín Dicenta Iba para dos años que Irene desempeñaba oficios de camarera en La Buena Sombra, un café modernista (así le llamaba su fundador y dueño), que para competir con el cantante antiguo y alcanzar victoria sobre él, brindaba a los parroquianos la voz escasa de unas cupletistas, con más el atractivo de la femenil servidumbre, nada huraña en su trato y fácil al reclamo de los varones, siempre que éstos lo acompañaran de buenas propinas al abonar el gasto y de buenos duros si al cerrarse el café querían ultimar el convite. Ponía gran cuidado el dueño del café en remudar camareras y cantatrices. No era el paladar de sus parroquianos meticuloso en punto a la belleza y a la donosura de las tales; pero en cambio se hartaba de ellas pronto. A falta de exquisitez en la mercancía, pedía variación. El cafetero, atento al mejor provecho de su industria, no se atrasaba en los cambios y recambios de personal. Cada tres meses, a lo sumo,...
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