El médico rural: 13
Capítulo II 13 Pág. 13 de 28 El médico rural- Segunda parte Felipe Trigo De los señoritos, ninguno usaba bastón; pero alguien advirtió a Esteban, regalándole uno, que era propio de médicos; y al salir a la visita se apoyaba en él -fuerte, de acebuche-. El donador le había explicado que el puño, tallado con navaja, representaba una cabeza de pato con un higo en el pico. ¡Bien! Servíale para no tropezar en los guijarros. Acostumbrado a orientarse, no necesitaba al alguacil que le guió los tres primeros días. Grande el pueblo; sin embargo, bastante rectas y bien rotuladas las calles y todas las puertas con número. Entre las bajas viviendas blancas, alzábanse de cuando en cuando otras de dos pisos, azules, nuevas, en muchas de las cuales entraba el joven estirándose los puños, por tratarse de gente encopetada. Señores y señoras que imponían, casi todos parientes entre sí, de las familias de los Guzmán o de los Márquez, deudos de un conde de otro...
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