El médico rural: 20
Capítulo IX 20 Pág. 20 de 28 El médico rural- Segunda parte Felipe Trigo Tal era la prisa, que para apremiarle había salido a legua y media otro mozo con un mulo; y aun a dos kilómetros de la finca apareció don Anselmo Cayetano galopando con su jaca. -¡Hola, don Esteban!... ¡Vamos! ¡La niña está muy mal! Ni le preguntó por la salud, en su azoramiento. Revolvióse, picando las espuelas, y Esteban le siguió con el caballo. Quedaban atrás los mozos. Don Anselmo daba excusas por las visitas del doctor Peña. Llegada la niña directamente al campo desde Asturias, y habiendo venido aquél a saludarla en los primeros días, pues queríala mucho, se hizo cargo de ella al verla endeble. En dos meses, lejos de mejorar, empeoraba: tenía clorosis, cansancio, tosecilla sospechosa y ataques. Uno de éstos habíala invadido hacía ocho horas, y no podían volverla en sí. -¡Vamos! ¡Está muy mal! -apuró de nuevo. Corrieron más. No iba contento el médico de este...
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