El papá de las bellezas: 09
Capítulo IX 09 Pág. 09 de 11 El papá de las bellezas Felipe Trigo Volvió á ponerse el antifaz y bajó del auto. Venía muy triste al baile, que tanto habíala gustado siempre. Cogida del brazo del joven conde que iba á ser su amante esta noche, cruzó vestíbulos y galerías, donde la marcha iba siendo más difícil cada vez. Tomaron turno en la estrechez del guardarropa. No hablaron. Luz, con la mano en el crespón de la barbilla, sentía una verdadera repugnancia de alquilado... de tener que entregarse á un hombre más. -¡Te aburres, mujer! ¿qué tienes?-la dijo el joven conde, sin poderla imaginar su íntimo y extraño drama de pudores. Eran los únicas, acaso, que no gritaban en aquel tumulto de locura. Llegaron tarde. Tanta gente había, que al desembocar en el foyer vieron el paso punto menos que imposible. Borrachos todos. Un remolino los tomó y los llevó casi en volandas al salón. Ya que mirar nada en torno era inútil, porque no se veía más...
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