El tulipán negro: Capítulo VI
El tulipán negro Capítulo VI: El odio de un tulipanero de Alejandro Dumas A partir de aquel momento, en lugar de una preocupación, Boxtel tuvo un temor. Lo que da vigor y nobleza a los esfuerzos del cuerpo y del espíritu, el cultivo de una idea favorita, lo perdió Boxtel rumiando todo el daño que iba a causarle la acción del vecino. Van Baerle, como pueden imaginarse, desde el momento en que aplicó a esa idea la perfecta inteligencia con que la Naturaleza le había dotado, consiguió obtener los más bellos tulipanes. Mejor que los que se hallaban en Haarlem y en Leiden, ciudades que ofrecen los mejores terrenos y los climas más sanos, Cornelius consiguió variar los colores, modelar las formas, multiplicar las especies. Pertenecía a aquella escuela ingeniosa y sencilla que tomó por divisa, desde el siglo XVII, este aforismo desarrollado en 1653 por uno de sus adeptos: «Despreciar las flores es ofender a Dios.» Premisa con la que la escuela tulipanera, la más...
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