El tulipán negro: Capítulo XXXI
El tulipán negro Capítulo XXXI: Haarlem de Alejandro Dumas Haarlem, donde entramos hace tres días con Rosa y donde acabamos de entrar siguiendo al prisionero, es una hermosa ciudad que se enorgullece con todo derecho de ser una de las más umbrías de Holanda. Mientras otras ponen todo su amor propio en destacar por sus arsenales y sus fábricas, por sus almacenes y bazares, Haarlem cifraba toda su gloria en aventajar a todas las ciudades de los Estados por sus bellos olmos frondosos, por sus álamos esbeltos, y, sobre todo, por sus paseos sombreados, por encima de los cuales formaban bóveda la encina, el tilo y el castaño. Haarlem, viendo que Leiden su vecina, y Ámsterdam su reina, tomaban, la una, el camino de convertirse en una ciudad de ciencia, y la otra la de convertirse en una ciudad de comercio, Haarlem había querido ser una ciudad agrícola o, más bien, hortícola. En efecto, bien cerrada, bien aireada, bien calentada al sol, ofrecía a los jardineros...
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