En la sangre:XXXVIII
En la sangre - Capítulo XXXVIII de Eugenio Cambaceres Quince millones a pesar de las porquerías de su suegro, de los tres que le habían mochado, quince millones como quien no decía nada... suyos... ni por la del Papa habría cambiado su suerte, y, curioso, sin embargo... no acertaba él mismo a darse cuenta, sentía un vacío en el fondo, un hueco, poco a poco había ido dominándolo el fastidio, se aburría atroz, espantosamente, andaba como bola sin manija, no sabía qué hacer a ratos de su bulto... ¿Vivir la vida íntima del hogar, consagrado a su hijo y a su mujer? Bonito entretenimiento... con Máxima, que era un hielo, que parecía no tener más oficio que ponerle cara de palo, y la música del mocosuelo por su lado, berreando noche y día, como un marrano, que ni dormir siquiera lo dejaba... Con la renta, con menos de la renta de su fortuna, se decía Genaro, habría podido nadar en la opulencia, vivir en un palacio, gastar en palco y en carruaje, dar comidas,...
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