Entre naranjos : 2-04
Entre naranjos de Vicente Blasco Ibáñez Segunda ParteIV Doña Bernarda mostrábase contenta de su Rafael. Se acabaron las miradas feroces, los gestos severos, las mudas escenas entre madre e hijo, que presenciaban con temor los íntimos de la casa. Ya no iba a la casa azul; lo sabía con gran certeza, gracias al espionaje gratuito con que la servían las gentes afectas a la familia. Apenas salía de casa; un rato al Casino por las tardes, y el resto del día en el comedor, con ella y los amigos, o encerrado en su cuarto, a vueltas, sin duda con sus libros, que la austera señora miraba con el respeto supersticioso de su ignorancia. Don Andrés, el consejero, se mostraba triunfante al comentar aquel cambio. ¿Qué había dicho él, siempre que doña Bernarda, en las íntimas confidencias de aquella amistad que casi tomaba el carácter de una pasión senil, tranquila y respetuosa, se quejaba de la...
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