Grito de gloria : 18

24/03/2011 2.650 Palabras

Grito de gloria : 18 de Eduardo Acevedo Díaz Ya en el vivac, que estaba cerca del cañadón y de una isleta de sauquillos, Luis María notó muchas sombras que se movían por las inmediaciones, y que ora se acercaban al fogón o se alejaban, como vigilando. Cuaró andaba por allí, a pasos lentos, taciturno. Los «tapes» de Ismael en grupo, atizaban el fuego, volvían un asador con medio cordero ensartado, y cebaban «mate». Jefe y ayudante pusiéronse al abrigo bajo un «ranchejo» bastante espacioso para los dos. Oribe, que conocía bien a la familia del joven patriota, y tenía de éste una idea elevada, solía explayarse con él sobre lo que interesaba a la causa, sintiéndose complacido ante los arranques de su entusiasmo y de su fe. Creía que aquel mozo era de un molde nada común por su carácter, la solidez de su criterio y la abnegación extrema que revelaba en las horas del peligro,...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info