III. Persiguiendo al Destino Locamente

Introducción

Isadora Duncan con sus hijos, Devidre y Patrick. (Dibujo de Jos Ciar.)

TODA la vida de Isadora Duncan fue un verdadero torbellino, una especie de huida continuada en busca de la belleza perfecta, del arte consumado. Desde muy pequeña, la futura danzarina sintió ese impulso apasionado e intenso hacia la luz perfecta de lo bello. Lo que asombra es que el fenómeno de Isadora, su vida, repleta de locuras artísticas, fue posible gracias al ambiente familiar y al carácter que poseían todos los Duncan sin excepción. Es increíble contemplar cómo el clan familiar dedica sus energías, en una época de carestía total, a apoyar con todas sus fuerzas la incipiente y nada segura «carrera» artística de Isadora. El viaje a Grecia, y por eso lo hemos colocado al comienzo de esta biografía, es una buena muestra de la feliz «locura» de toda la familia, especialmente de la madre, que acudía allí donde la llamaran sus hijos para realizar una aventura más, con toda seriedad.

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información