Inocentes:XII
¿Inocentes o culpables? - Capítulo XII de Antonio Argerich Al día siguiente se levantó José con alguna incomodidad en la garganta. No le dio valor y lo atribuyó a un resfrío que tenía. Con todo, después de tomar un café, se dirigió a la Botica de Andrés. Le pidió algo, y el joven farmacéutico le llenó un cartuchito con pastillas de clorato de potasa. Luego, olvidando la causa que le había llevado allí, se puso a conversar alegremente de temas generales. -¡Ah! ¿sabes una cosa? -dijo de pronto su amigo: por poco no se me pasa, y es lo que más tenía presente para decirte. -¿Qué? -¡Hombre! esa pobre de Josefina. -¿La has visto? -Sí; anteanoche hablaron aquí de ella varios jóvenes, y si después no hubiera visto lo que decían, no lo habría creído. -¿Pero qué es lo que hay? -La pobre, completamente ciega y con pústulas en la cara, pide ahora limosna en el atrio de San Nicolás. -¡De veras! -Yo no lo creía y fui ayer a cerciorarme: era la...
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