Jones el violinista

07/09/2010 771 Palabras

La tierra mantiene una vibración por las venas de tu sangre y eres tú. Y si la gente se entera de que tocas el violín, pues tienes que tocarlo, y toda la vida. ¿Qué ves, un agosto de trébol, una pradera que lleva al río? El viento sopla por los maizales; o te frotas las manos por las reses que irán al mercado o escuchas el rumoreo de faldas como de muchachas cuando bailan en La Arboleda. Para Cooney Potter una polvareda o un torbellino de hojas siempre fue sequía; pero para mí eran como el Pelirrojo Sammy en un zapateado de “Turalú”. ¿Cómo trabajar mis cuarenta acres —de comprar más ni hablar— cuando una orquesta de cuernos, fagotes y flautines se alborotaba en mi cabeza por el canto de los pájaros y el crujir de un molino, nada más? Y nunca pude arar sin que alguien, parado en el camino, me invitara a un baile o barbacoa. Me quedé con mis cuarenta acres, terminé con un violín quebrantado... quebrantada la risa y mil recuerdos, y jamás me arrepentí....

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info