La gran sultana: 05
Jornada I 05 Pág. 05 de 88 La gran sultana Jornada I Miguel de Cervantes ROBERTO «Aquel mancebo que dije 70 vengo a buscar: que le quiero más que al alma por quien vivo, más que a los ojos que tengo. Desde su pequeña edad, fui su ayo y su maestro, 75 y del templo de la fama le enseñé el camino estrecho; encaminéle los pasos por el angosto sendero de la virtud; tuve a raya 80 sus juveniles deseos; pero no fueron bastantes mis bien mirados consejos, mis persecuciones cristianas, del bien y mal mil ejemplos, 85 para que, en mitad del curso de su más florido tiempo, amor no le saltease, monfí de los años tiernos. Enamoróse de Clara, 90 la hija de aquel Lamberto que tú en Praga conociste, teutónico caballero. Sus padres y su hermosura nombre de Clara la dieron; 95 pero quizá sus desdichas en escuridad la han puesto. Demandóla por esposa, y no salió con su intento; no porque no...
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