La gran sultana: 82
Jornada III 82 Pág. 82 de 88 La gran sultana Jornada III Miguel de Cervantes ALBERTO Siendo niña, a un varón sabio 845 oí decir las excelencias y mejoras que tenía el hombre más que la hembra; desde allí me aficioné a ser varón, de manera 850 que le pedí esta merced al Cielo con asistencia. Cristiana me la negó, y mora no me la niega Mahoma, a quien hoy gimiendo, 855 con lágrimas y ternezas, con fervorosos deseos, con votos y con promesas, con ruegos y con suspiros que a una roca enternecieran, 860 desde el serrallo hasta aquí, en silencio y con inmensa eficacia, le he pedido me hiciese merced tan nueva. Acudió a mis ruegos tiernos, 865 enternecido, el Profeta, y en un instante volvióme en fuerte varón de hembra; y si por tales milagros se merece alguna pena, 870 vuelva el Profeta por mí, y por mi inocencia vuelva. TURCO ¿Puede ser esto, cadí? CADÍ Y sin milagro, que es más. TURCO Ni tal vi, ni...
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