La lucha por la vida I: 083
none Pág. 083 de 97 La lucha por la vida I Tercera parte Pío Baroja Se detuvo Manuel a la puerta de la casucha; una vieja le salió al encuentro. -¿Qué quieres tú, chaval? -le dijo-. ¿Quién te manda venir aquí? -El señor Custodio. Me ha encargado que me diga usted dónde tengo que dejar lo que va en el carro. La vieja le indicó el cobertizo. -Me ha dicho también -agregó el muchacho- que me dé usted de almorzar. -¡Te conozco, lebrel! -murmuró la vieja. Y después de refunfuñar durante largo rato y de esperar a que Manuel descargara el carro, le dio un trozo de pan y de queso. La vieja desenganchó los dos borricos del carrito y soltó al perro, que se puso a ladrar y a jugar de contento; ladró a los burros, uno negro y otro rucio, que volvieron la cabeza para mirarle, y le enseñaron los dientes; persiguió desesperadamente a un gato blanco de cola erizada como un plumero, luego se acercó a Manuel, que, sentado al sol, comía su trozo de queso y de pan...
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