La lucha por la vida I: 089
none Pág. 089 de 97 La lucha por la vida I Tercera parte Pío Baroja Manuel, al principio, se mostraba respetuoso; pero viendo que ella no se incomodaba, se iba atreviendo cada vez más, y la abrazaba a traición. La Justa se desasía con facilidad y se reía al ver al mozo con su cara seria y la mirada brillante de deseos. Con la libertad de palabras que le caracterizaba, la justa tenía conversaciones escabrosas; contaba a Manuel lo que la decían en la calle, las proposiciones que los hombres deslizaban en su oído y hablaba con gran delectación de compañeras de taller que habían perdido su flor de azahar en la Bombilla o en las Ventas con cualquier Tenorio de mostrador, que se pasaba la vida atusándose de bigote delante del espejo de alguna perfumería o tienda de sedas. Las frases de la justa tenían siempre doble sentido y eran, a veces, alusiones candentes. Su malicia y su coquetería chulesca y desgarrada creaba en derredor suyo una atmósfera de...
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