La madre Naturaleza: 11
none 11 Pág. 11 de 36 La madre Naturaleza Emilia Pardo Bazán Capítulo XI Antes de salir de Cebre a caballo, rigiendo una yegua y una mulita, detuviéronse cortos momentos Juncal y don Gabriel en el alpendre o cobertizo del patio del mesón donde remudaba tiro la diligencia. Yacían allí las víctimas del siniestro, una mula con una pata toda entablillada, y no lejos, sobre paja esparcida, cubierto por una manta, temblando aún de la bárbara cura que acababan de hacerle, el infeliz delantero, no menos entablillado que la mula. A su cabecera (llamémosle así) estaba el facultativo, que no era sino el famoso señor Antón, el algebrista de Boán. Máximo dio un codazo a don Gabriel, advirtiéndole que reparase en la peregrina catadura del viejo, el cual no se turbó poco ni mucho al encontrarse cogido infraganti delito de usurpación de atribuciones; saludó, sacó de detrás de la oreja la colilla, y empezó a chuparla, a vueltas de inauditos esfuerzos de su...
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