La tía Tula:XXV

30/12/2013 1.916 Palabras

La tía Tula de Miguel de Unamuno El otro grupo lo formaban en la familia, no Rosita y Ramiro, sino la mujer de este, Caridad, y aquella su cuñada. Aunque en rigor era Rosita la que buscaba a Caridad y le llevaba sus quejas, sus aprensiones, sus suspicacias. Porque iba, por lo común, a quejarse. Creíase, o al menos aparentaba creer, que era la desdeñada y la no comprendida. Poníase triste y como preocupada en espera de que le preguntasen qué era lo que tenía, y como nadie se lo preguntaba sufría con ello. Y menos que los otros hermanos se lo preguntaba Manolita, que se decía: «¡Si tiene algo de verdad y más que gana de mimo y de que nos ocupemos especialmente en ella, ya reventará!» Y la preocupada sufría con ello. A su cuñada, a Caridad, le iba sobre todo con quejas de su marido; complacíase en acusar a este, a Ramiro, de egoísta. Y la mujer le oía pacientemente y sin saber qué decirle. –Yo no sé, Manuela –le decía a esta Caridad, su cuñada–, qué...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info