Lágrimas: 20
Capítulo XIX 20 Pág. 20 de 31 Lágrimas Fernán Caballero A la noche siguiente trajo Genaro la consabida carta para Lágrimas, que Reina tomó y guardó al entregársela Genaro con la mayor indiferencia, aunque rebosaba su corazón de un sentimiento amargo y airado cuya causa no definía, pero que originaba una infinidad de sentimientos contradictorios. Vehementemente excitada por ellos, se encerró Reina aquella noche en su cuarto, después de haber cortado a tajos y reveses las cabezas a las esperanzas de Marcial, que semejantes a las de la hidra, volvían tan luego a nacer, y a imitación de las plantas brotaban más lozanas después de podadas. Sacó Reina la carta de la faltriquera de su vestido, y la tiró con desprecio sobre la mesa. Notó entonces que la carta no estaba cerrada y se paró. Dice el poeta alemán Müllner en su famosa tragedia, La culpa: «Cuando el mal no es más que pensado, no existe. Si se hace en profundo misterio, sin más testigo que...
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