Minería

20/09/2010 754 Palabras

Yo no escogí este oficio: me tocóal azar. (“¡No va más! ¡Coloradoel treinticuatro!”. Y no tuveremedio.) El hombre, el suelo, ácidasu axila donde busco soluciones. Y no hallosino huraños minerales, nada sinola piedra golpeada desde adentro, su preguntafuriosa de dormida: “A quién busca, quéquiere”. No hay sino silencioy los adictos a su secta clandestina. A veces,al cavar, recojo un rostro antiguode pariente, su corazón en polvo: mascarónque volvió a la disciplina de la tierracumplida ya su ruta entre los seres.Me toca en los túneles (la memoria, el sueño)toparme con mi pasado —huesos de alguiencon asuntos al sol, quehacer de afuera,diurno— que me parece ajeno y por esola piedra golpeada desde adentro, su preguntaun pasado niño, un niño que me desentierro.(Sólo harina es la ternura marcadapor los dedos airados del azufre, y el amor,mina de hastío, roído hasta el vacíopor el odio.) Venid pues, venid pronto, perosin madre, sin piedad, lámparas nulas,al...

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