Rojo y negro: Capítulo LIV
Rojo y negro de Stendhal Estrasburgo ¡Fascinación! Tienes del amor toda la energía y toda la sensibilidad para experimentar la desgracia. Únicamente sus placeres encantadores, sus dulces goces, rebasan tu esfera, Me era imposible decirme a mí mismo cuando lo veía dormido: ¡Es todo mío, con su belleza de ángel, con sus embriagadoras debilidades! ¡Tuyo es, tal como lo creó el Cielo en su misericordia, para henchir de encanto un corazón de hombre! Oda de SCHILLER Obligado a pasar ocho días en Estrasburgo, Julián procuraba anegar sus tristes pensamientos en los brillantes mares de la gloria militar y de cariño a la patria. ¿Estaba enamorado? No lo sabía él mismo, pero sí tenía conciencia de que Matilde reinaba en su alma atormentada y era señora absoluta de su dicha y de su imaginación. Toda la energía de su carácter le era necesaria para no caer rendido bajo el peso de su desesperación. Pensar en algo que no estuviese relacionado con la señorita de la...
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