Rojo y negro: Capítulo LXXI
Rojo y negro de Stendhal La vista En el país dejó recuerdo imperecedero aquel proceso célebre. El interés que despertó el acusado llegó a producir agitación, y es que su crimen fue asombroso y a la par atroz. ¡Era tan guapo aquel joven! Su encumbramiento, truncado tan pronto, aumentaba la conmiseración general. ¿Le condenarán?- preguntaban las mujeres a sus conocidos-. Y esperaban anhelantes la respuesta. SAINTE-BEUVE Llegó el día tan temido por la señora de Rênal y por Matilde. El aspecto extraño que ofrecía la ciudad acrecentaba su terror e impresionaba vivamente a Fouqué, no obstante el temple de su alma. La provincia en peso había acudido a Besançon para asistir a la vista de aquella causa romántica. Fondas y posadas estaban llenas de forasteros. El presidente de la Sala no podía satisfacer la enorme demanda de invitaciones, pues todas las damas de la ciudad querían asistir a la vista. Por las calles se vendía a grito herido el retrato de...
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