Rojo y negro: Capítulo XIII
Rojo y negro de Stendhal Las medias caladas Novela: es un espejo que paseamos a lo largo de un camino. SAINT-REAL Cuando divisó Julián las pintorescas ruinas de la antigua iglesia de Vergy, cayó en la cuenta de que, desde que tres días antes abandonó el castillo del alcalde de Verrières, la imagen de la señora de Rênal no se había presentado una sola vez a su pensamiento. -Esa mujer me recordó, la última vez que la vi, la distancia infinita que nos separa- murmuró Julián-. Me trató como al hijo de un obrero... Sin duda quiso demostrarme que se arrepiente con toda su alma de haberme dejado besar su mano... ¡Y qué preciosa es la tal manita!... La posibilidad de hacer fortuna asociándose a Fouqué puso a Julián en condiciones de raciocinar con cierta facilidad. Ya no se presentaba con tanta frecuencia la irritación a perturbar sus facultades, ni la conciencia de su pobreza y de su humildad se alzaba potente como antes, con menoscabo grave de las operaciones de...
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