Rojo y negro: Capítulo XVI
Rojo y negro de Stendhal Al día siguiente He turn’d his lip to hers, and with his hand Call’d back the tangles of her wandering hair. Don Juan, I, 170. Por fortuna para la gloria de Julián, la agitación, el estupor de la señora de Rênal eran demasiado grandes para que llamasen su atención las necedades del hombre que, de resultas de un momento de extravío, pasó a serlo todo para ella. Próximo ya el día, suplicaba ella a Julián que se retirase, repitiendo, asustada, que si su marido había oído algún ruido, estaba perdida sin remedio; pero su amante, cuyas facultades se mantenían frescas, contestó con esta pregunta de relumbrón: -¿Sentirías perder la vida? -¡Muchísimo en este momento!- contestó la pobre enamorada ¡Lo que ni siento ni sentiré nunca es haberte conocido! Julián salió del dormitorio de su dama cuando era día claro, porque creyó que su dignidad exigía que lo hiciese a la luz del sol y alardeando de imprudencia. La atención...
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