Rojo y negro: Capítulo XXX
Rojo y negro de Stendhal Un ambicioso No existe más que una sola nobleza verdadera: el título de duque. Ser marqués es ridículo, pero ante el título de duque, todo el mundo vuelve la cabeza. EDINBURGH REVIEW El marqués de la Mole recibió al señor Pirard con exquisita cortesanía, prescindiendo en absoluto de esas maneras de gran señor que no por finas y correctas dejan de parecer impertinentes a quien las comprende. Hubiera sido perder el tiempo, y el marqués influía demasiado en los asuntos públicos para poder permitirse ese lujo. Seis meses hacía que intrigaba con ardor para conseguir que el rey y la nación aceptasen cierto ministerio que, por reconocimiento, le haría duque. A mayor abundamiento, no cesaba de pedir a su ahogado de Besançon un estudio claro y preciso sobre el pleito que sostenía en el Franco Condado, estudio que no llegaba nunca. Verdad es que ningún abogado, por célebre que sea, puede hacer un estudio claro de un asunto que no entiende. En...
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