Veinte años después: LXXII El enmascarado
Veinte años después: Capítulo LXXII. El enmascarado de Alejandro Dumas No eran más que las cuatro de la tarde y ya no se veía; caían espesos y glaciales copos de nieve. Aramis volvió a la posada y encontró a Athos, ya que no sin conocimiento, enteramente trastornado. A las primeras palabras de su amigo, salió el conde de la especie de letargo en que yacía. ––¡Vencidos por la fatalidad! ––murmuró Aramis. ––¡Vencidos! ––repitió Athos––. ¡Noble y desdichado rey! ––¿Estáis herido? ––preguntó Aramis. ––No, esta sangre es suya. El conde se enjugó la frente. ––¿Pues dónde os encontrabais? ––¡Donde me dejasteis, debajo del cadalso! ––¿Y lo habéis visto todo? ––No, pero todo lo he oído. Líbreme el cielo de otra hora como la que acabo de pasar. Debo de haber encanecido. ––Ya sabréis que no le he abandonado. ––He oído vuestra voz hasta el último instante. ––Esta es la placa que me dio ––dijo...
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