VIII. Stalin Y Hitler
Introducción Firma del pacto germano soviético de no agresión (pacto Ribbentrop-Molotov). En la imagen vemos a Gaus, Ribbentrop, Stalin y Molotov, en el Kremlin (23 de agosto de 1939). TODOS los documentos diplomáticos de los años treinta lo prueban: Stalin no creía en la importancia de la llegada de Hitler al poder. Para él, fascismo y nazismo son dos términos idénticos para definir una organización militar de la burguesía, de la que la social-democracia es, por su prudencia y sus moratorias, el aliado objetivo. Al permitir a Hitler aplastar a los social-demócratas, los comunistas alemanes no se dan cuenta de que van a su propia ruina. Antes del XVII Congreso, en 1934, Stalin afirma: «La crisis revolucionaria está madura, y el fascismo está lejos de tener futuro…» El único en ver claro es Trotsky, pero está ya exiliado en Prinkipio. En 1931 escribía: «La dirección del Komintern conduce al proletariado alemán a una terribe catástrofe, cuyo punto culminante será la capitulación por miedo ante el fascismo.» Y proseguía: «Si el fascismo llegase al poder, aplastaría nuestras cabezas y nuestras columnas vertebrales como un gigantesco tanque. Sólo una unidad combatiente con los obreros social-demócratas puede llevar a la victoria.»
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