Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo

Negociaciones previas al Acuerdo

Los dos principales partidos políticos, el PP y el PSOE, tardaron cerca de un mes en alcanzar el "acuerdo por las libertades y contra el terrorismo", una negociación que, según sus protagonistas, fue "laboriosa", pero "no difícil", y a lo largo de la cual se hicieron matizaciones, se oyeron reproches y, finalmente, palabras de unidad contra ETA. Desde que el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció el 6 de noviembre de 2000 que su partido iba a proponer al Gobierno la rúbrica de un acuerdo que "busque una mayor eficacia" en la lucha contra ETA y que "intensifique la corresponsabilidad entre ambos partidos", se celebraron diversos encuentros entre PP y PSOE y aparecieron distintos documentos. Así, el PSOE planteó, durante una reunión en el Ministerio del Interior, el 7 de noviembre, la necesidad de llegar a este acuerdo, en el cual se debería definir una política común en materia penitenciaria y establecer un marco permanente y fluido de colaboración entre ambos. Tras esta reunión, que duró más de tres horas, el portavoz socialista en el Congreso, Jesús Caldera, consideró que el encuentro fue "positivo" y abogó por el establecimiento de un marco de cooperación "más estable si cabe" que conduzca a un pacto "firme". Ese mismo día, el presidente del Gobierno, José María Aznar, aseguró que el Ejecutivo estaba dispuesto a estudiar cualquier propuesta del PSOE en esta materia, aunque apuntó que lo importante no es tanto firmar algún tipo de documento, sino fijar "marcos de confianza" entre su Gabinete y los socialistas. Al día siguiente, Rodríguez Zapatero insistió en la necesidad de llegar a un acuerdo por escrito y opinó que "lo importante" era acabar con ETA y "luego ya hablaremos de la situación" en Euskadi. El 14 de noviembre, el PSOE envió a la Presidencia del Gobierno un documento con propuestas para lograr un acuerdo, el cual respondía al espíritu de lo hablado en la reunión mantenida entre ambas delegaciones el día 7 del mismo mes. Tres días después, el vicepresidente primero del Gobierno y ministro de la Presidencia, Mariano Rajoy, al término de la reunión del Consejo de Ministros, consideró que el documento propuesto por el PSOE "no aporta absolutamente nada" y se trata de una iniciativa similar a "sacar un conejo de la chistera" para llamar la atención. Frente a estas declaraciones, el líder socialista anunció que su partido volvería a poner encima de la mesa el acuerdo y recordó al Ejecutivo de Aznar que es él que debería "liderar el consenso". Desde Sevilla, Rodríguez Zapatero afirmó que su partido iba a "esperar unos días" para que el Gobierno "recapacitara" y advirtió de que "la democracia permite llevar este debate al Congreso". Rodríguez Zapatero recordó el "camino parlamentario" que existe para tratar este asunto, aunque desde un principio negó que el PSOE intentara "imponer" un acuerdo o que se tratara de un "ultimátum". A partir de entonces, las declaraciones de los distintos dirigentes se centraron en el diálogo con el PNV. Así, Mariano Rajoy criticó los "bandazos" y la "disputa interna" que padece el PSOE en materia antiterrorista y aseguró que hay un PSOE que demuestra "determinación, principios y coraje" en el Parlamento Vasco, y "otro que dice que hay que pactar con el PNV". En este sentido, Rodríguez Zapatero advirtió que la "peor trampa en la que puede caer quien dirige el país es negar el diálogo",y el PP, aunque reconoció que se estaba produciendo un acercamiento con el PSOE en la delimitación del marco de diálogo sobre la situación política en Euskadi y que existían posibilidades de alcanzar un acuerdo, insistió en excluir al PNV mientras defienda Estella. El 27 de noviembre, el PP hizo público una propuesta de siete preguntas al PSOE y ese mismo día José María Aznar habló de que el tiempo se iba "a acabar" y ofreció un pacto de "fondo". Inmediatamente el líder socialista se mostró dispuesto a estudiar la propuesta del PP, pero lamentó que su secretario general, Javier Arenas, la diera a conocer en rueda de prensa. Dos días después, el PSOE entregó al secretario de la Presidencia, Javier Zarzalejos, un documento en respuesta a estas preguntas, en el que se intentaba hacer un esfuerzo de síntesis y en el que no se incluía las cuestiones que trataban de asociar la lucha contra ETA a la situación política o de marginar a algún partido. Tras esta nueva entrega, el PSOE consideró que el Gobierno era quien tenía que "mover ficha". El 1 de diciembre, el PSOE anunció que estaba dispuesto a "firmar ya" el pacto. En los días siguientes, los socialistas y el Gobierno mantuvieron contactos continuos para tal efecto. En estos días, PP y PSOE veían cerca la rúbrica del mismo, pero nacionalistas e IU criticaban el diálogo bilateral. A falta de los "matices", según Rodríguez Zapatero, el presidente del Gobierno dijo que el acuerdo incluía el compromiso sobre un cambio de rumbo político determinante en el País Vasco en el que "caben muchos", como los miembros del PNV que no están de acuerdo con la estrategia de sus actuales dirigentes. Finalmente, el 8 de diciembre de 2000, ambos partidos hicieron público este acuerdo, cuya firma se llevó a cabo el 12 de diciembre en un acto cuyos protagonistas fueron Aznar, Rodríguez Zapatero y Javier Arenas.

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