Geografía Portada de la iglesia de Santa María de Mediavilla, ss. XV-XVI. Medina de Rioseco. El solar vallisoletano ocupa el centro geográfico de la Meseta septentrional, el corazón de la gran cuenca sedimentaria duriense, y su aspecto más relevante es la perceptible horizontalidad de su paisaje. Ello se debe a que es la única de las provv. castellanoleonesas que no participa del vasto cinturón montañoso que envuelve la submeseta norte, lo que permite, así mismo, esa paradoja que representa el contraste entre su elevada altitud media, en torno a los 700 T., y el que sea, junto a la prov. gallega de A Coruña, la única que no supera, en ningún punto de su territorio, los 1.000 m de alt. No obstante, esa primera sensación de uniformidad se ve desmentida al fijar la vista en las indudables diferencias geomorfológicas y paisajísticas que presenta a escala comarcal. La más relevante de ellas incide en la separación entre comarcas de páramos y campiñas, atendiendo, más que a su relieve (predominantemente llano en ambas), a la diferencia litológica y edáfica y al desnivel entre la superfície de ambas, elevados los páramos unos 50 a 150 m por encima de las campiñas. Aquellos son extensas plataformas tabulares –a excepción de los aislados oteros, tesos y cerros, desgajados de ellas, que aparecen en la zona de transición entre páramos y campiñas– donde los materiales más blandos (margas, arcillas, yesos, areniscas, conglomerados, etc.) de las capas inferiores han quedado a salvo de la erosión gracias a la capa de calizas de edad pontiense (final del Mioceno) que corona la estructura, y que da lugar a la aparición de suelos pardocalizos poco aptos para la Agricultura.