Reales Sitios

Recorrido histórico

Antes de la elección de Madrid como capital de España (1561) era norma general que los monarcas hispánicos no dispusieran de un lugar de asentamiento fijo; de este modo, se desplazaban por todos sus reinos —especialmente por el de Castilla— y residían, junto con su séquito, en palacios o castillos de su propiedad. Así, ciudades como Cangas de Onís (Asturias), Oviedo (Asturias), León, Burgos, Toledo, Valladolid, Valencia, Barcelona y Sevilla ejercieron la capitalidad de las monarquías peninsulares mientras fueron sede temporal de sus cortes y según conviniera a las necesidades (geográficas, tácticas, etc.) derivadas de la Reconquista.

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