La Primera República : 18
La Primera República Capítulo XVIII de Benito Pérez Galdós Por Júpiter, por Cristo, si así os parece mejor, juro ante mi conciencia que no logré descifrar el tremendo enigma. Fatigado de ahondar en él, me sosegué recordando el título de una comedia de Calderón: En este mundo, todo es verdad y todo es mentira. Para mayor consuelo mío, amplié la sentencia diciendo, en este mundo y en el otro. Ni dormido ni despierto, pensé que entraría con pie derecho en Cartago Espartaria si Mariclío me agraciaba con su divina presencia, guiándome con sus consejos y mandatos en aquel laberinto de pasiones ardientes... A Floriana, seguramente la encontraría. ¿Dónde, cuándo? El Destino, a quien sobre esto interrogaba, respondíame con rostro más risueño que ceñudo, que esperase tranquilo el correr de los primeros días... Gocé al fin de un sueño apacible, y al caer de la tarde, me puse en planta, me vestí y arreglé para bajar al comedor. En este había bastante gente,...
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