Arritmia cardíaca
También denominada trastorno del ritmo cardiaco o, simplemente, arritmia. Alteración del ritmo cardíaco que no está justificada por razones fisiológicas. Marcapasos Arritmia cardiaca Clasificación y recursos externos CIE-10 I47 - I49 CIE-9 427.0 CIAP-2 K80 MedlinePlus 001101 MeSH D001145 Mienciclo no es un consultorio médico Introducción La arritmia se produce cuando hay una alteración en el sistema eléctrico del corazón, responsable del ciclo cardíaco que mantiene el flujo sanguíneo. Durante una arritmia el corazón puede latir demasiado rápido, demasiado despacio o de manera irregular. Los latidos demasiado rápidos se llaman taquicardia. Los latidos demasiado lentos se llaman bradicardia. La mayoría de las arritmias son inofensivas, pero algunas pueden ser graves e incluso poner en peligro la vida. Durante una arritmia es posible que el corazón no pueda bombear suficiente sangre al resto del cuerpo. La falta de circulación de la sangre puede causar daños en el cerebro, el corazón y otros órganos. Cómo funciona el sistema eléctrico del corazón Para entender las arritmias es apropiado conocer cómo funciona el sistema eléctrico interno del corazón, que es el que controla la frecuencia y el ritmo de los latidos. Este proceso se divide en dos fases: la diástole, en que el músculo cardiaco se relaja y la cavidad se llena de sangre, y sístole, en que el músculo se contrae y expulsa la sangre al torrente circulatorio, manteniendo el flujo sanguíneo y la presión arterial. Este proceso ocurre de una manera regular y rítmica, al estar gobernado por un sistema eléctrico denominado sistema de excitación y conducción, que constituye una suerte de “impulsos” eléctricos. Cuando se altera ese sistema, aparecen las arritmias o trastornos del ritmo cardiaco. Con cada latido, un impulso eléctrico se extiende desde la parte superior hasta la inferior del corazón. A medida que el impulso se traslada, hace que el corazón se contraiga y bombee sangre, es decir, lata. Cada impulso eléctrico se origina en un grupo de células llamado nódulo sinusal o nódulo sinoauricular. El nódulo sinusal se encuentra en la aurícula derecha, que es la cavidad superior derecha del corazón. En el corazón de un adulto sano en reposo, el nódulo sinusal envía un impulso eléctrico para iniciar un nuevo latido entre 60 y 100 veces por minuto. Del nódulo sinusal, el impulso eléctrico se desplaza por vías especiales en las aurículas derecha e izquierda. Esto hace que las aurículas se contraigan y bombeen sangre hacia las dos cavidades inferiores del corazón, que son los ventrículos. El impulso eléctrico luego pasa a un grupo de células llamado nódulo atrioventricular, situado entre las aurículas y los ventrículos. Allí se ralentiza para permitir que los ventrículos terminen de llenarse de sangre. A continuación, el impulso eléctrico sale del nódulo atrioventricular y se desplaza por un grupo de fibras llamado haz de His, dividido en una rama derecha y una izquierda. El impulso desciende por estas ramas hacia los ventrículos y los hace contraerse para que bombeen sangre a los pulmones y al resto del cuerpo. Luego, los ventrículos se relajan y un nuevo latido comienza en el nódulo sinusal. La aparición de un problema en alguna de las partes de este proceso puede causar una arritmia. Por ejemplo, en la fibrilación auricular, que es un tipo común de arritmia, los impulsos eléctricos se desplazan por las aurículas de manera rápida y desorganizada. Cuando esto sucede, las aurículas vibran en vez de contraerse. Las arritmias se producen por un fallo en el sistema eléctrico del ritmo cardiaco, que puede originarse por tres motivos principales: que uno de los mecanismos eléctricos falle por falta de generación del impulso eléctrico; que el impulso eléctrico se origine en un sitio erróneo; o que los caminos para la conducción eléctrica estén alterados, con lo que se produce un “cortocircuito” en el sistema eléctrico. Tipos de arritmias Son numerosos. La mayoría son inofensivos, pero algunos no. En todo caso, incluso las arritmias graves se pueden tratar a menudo con éxito. La mayoría de las personas que sufren arritmias pueden llevar una vida sana y normal. Los cuatro tipos principales de arritmia son: extrasístoles (latidos prematuros), taquiarritimias (o arritmias rápidas, como arritmias supraventriculares y arritmias ventriculares) y bradiarritmias (o arritmias lentas). También pueden dividirse, por su repetición, en crónicas (de carácter permanente) o paroxísticas (si se presentan en ocasiones puntuales). Por lo general, los tipos de arritmias que se inician en las cámaras inferiores del corazón (ventrículos) pueden ser más graves que los que empiezan en las cámaras superiores (aurículas). Resulta crucial el correcto diagnóstico del tipo de arritmia que presenta el paciente para establecer el tratamiento más adecuado en cada caso. Extrasístoles Las extrasístoles (las hay auriculares y ventriculares) son el tipo más común de arritmia. En general suelen inofensivas y casi nunca causan síntomas. Cuando los hay, por lo general se manifiestan en forma de “aleteos” en el pecho o como una sensación de haberse saltado un latido. En la mayoría de los casos las extrasístoles no requieren tratamiento, especialmente en personas sanas. Casi siempre ocurren espontáneamente, si bien ciertas enfermedades del corazón pueden causarlas, como también pueden aparecer debido al estrés, al exceso de ejercicio o de ingestión de de cafeína o nicotina. Arritmias supraventriculares Se trata de taquicardias (es decir, frecuencias cardíacas rápidas) que comienzan en las aurículas o en el nódulo auriculoventricular. Entre ellas se encuentran la fibrilación auricular, el aleteo auricular, la taquicardia supraventricular paroxística y el síndrome de Wolff-Parkinson-White. Fibrilación auricular Es el tipo más frecuente de arritmia grave. Se trata de una contracción muy rápida e irregular de las aurículas. En la fibrilación auricular, el impulso eléctrico del corazón no comienza en el nódulo sinusal, sino en otra parte de la aurícula o bien en las venas pulmonares cercanas. Los impulsos no se desplazan con normalidad, pudiendo diseminarse por las aurículas de manera rápida y desorganizada. Esto provoca que las paredes de las aurículas vibren (es decir, “fibrilen”) muy rápido, con lo cual las aurículas son incapaces de bombear sangre a los ventrículos de manera adecuada. En la fibrilación auricular, los impulsos eléctricos pueden pasar por las aurículas a una velocidad de más de 300 impulsos por minuto. Algunos de estos impulsos eléctricos anormales pueden pasar a los ventrículos, haciéndolos latir a su vez demasiado rápido y con un ritmo irregular. Por lo general, la fibrilación auricular no pone en peligro la vida, pero puede ser peligrosa si provoca que los ventrículos latan demasiado rápido. Existen dos complicaciones graves de la fibrilación auricular: los accidentes cerebrovasculares y la insuficiencia cardíaca. Con respecto a la primera, en la fibrilación auricular la sangre se puede acumular en las aurículas y formar allí coágulos. Si uno de estos coágulos se desprende y llega al cerebro, puede causar un accidente cerebrovascular (también denominado derrame o ataque cerebral). Los anticoagulantes que reducen el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular constituyen un componente importante del tratamiento de las personas que sufren fibrilación auricular. En cuanto a la segunda, la insuficiencia cardíaca se produce si el corazón no puede bombear suficiente sangre para atender las necesidades del cuerpo. La fibrilación auricular puede causar insuficiencia cardíaca porque los ventrículos latan demasiado rápido y no puedan llenarse completamente de sangre. Entonces, quizá no puedan bombear suficiente sangre a los pulmones y al resto del cuerpo. La fibrilación auricular tiene su origen en daños del sistema eléctrico del corazón, por lo común debidos a otras enfermedades que afectan al corazón, como la presión arterial alta, la enfermedad coronaria y la cardiopatía reumática. Se cree que la inflamación también desempeña un papel en la aparición de la fibrilación auricular. Otros problemas de salud que pueden causar fibrilación auricular son el hipertiroidismo (exceso de producción de la hormona tiroidea) y el consumo excesivo de alcohol. También aumenta el riesgo de padecerla con la edad. Por último, en algunos casos tanto la fibrilación auricular como otras arritmias supraventriculares pueden aparecer sin razón evidente. Aleteo auricular El aleteo auricular (del inglés atrial flutter) es una arritmia muy similar a la anterior, pero aquí los impulsos eléctricos se diseminan por las aurículas a un ritmo rápido y uniforme en vez de hacerlo a un ritmo irregular. Es mucho menos frecuente que la fibrilación auricular, pero tiene síntomas y complicaciones similares. Taquicardia supraventricular paroxística Consiste en una muy alta frecuencia cardíaca que comienza y termina de forma repentina. Surge a consecuencia de problemas de la conexión eléctrica entre las aurículas y los ventrículos. Los impulsos eléctricos que comienzan en las aurículas y pasan a los ventrículos pueden retroceder a su origen y causar latidos adicionales. Por lo general, este tipo de arritmia no es peligrosa y suele presentarse en personas jóvenes, por ejemplo durante la práctica de actividad física intensa. Un tipo especial de taquicardia supraventricular paroxística es el denominado Síndrome de Wolff-Parkinson-White. Consiste en que los impulsos eléctricos del corazón circulan de las aurículas a los ventrículos por una vía adicional o accesoria, lo que altera la sincronización de los impulsos eléctricos del corazón y puede obligar a que los ventrículos latan muy rápido. Este tipo de arritmia sí puede poner en peligro la vida. Arritmias ventriculares Son arritmias que comienzan en los ventrículos. Pueden ser muy peligrosas y por lo general requieren atención médica inmediata. Comprenden la taquicardia ventricular y la fibrilación ventricular. Una enfermedad coronaria, un ataque cardíaco, el debilitamiento del músculo cardíaco y otros problemas pueden causar arritmias ventriculares. Taquicardia ventricular Consiste en un latido rápido y uniforme de los ventrículos que puede durar tanto unos pocos segundos como mucho más tiempo. Si esta taquicardia está constituida por apenas unos cuantos latidos no causan por lo común problemas de salud. Pero los episodios que duran más de unos pocos segundos pueden llegar a ser peligrosos, o bien convertirse en arritmias más graves, como la fibrilación ventricular. Fibrilación ventricular Consiste en unos impulsos eléctricos desorganizados que obligan a que los ventrículos vibren en vez de bombear sangre de forma normal. Si esto sucede, en pocos minutos la persona que la sufre puede padecer un paro cardíaco súbito que le conduzca a la muerte. Para prevenir este desenlace es necesario tratar de inmediato al paciente con una descarga eléctrica en el corazón, es decir, con una desfibrilación. La fibrilación ventricular puede presentarse durante un ataque cardíaco o después de él. También puede padecerla una persona cuyo corazón ya está debilitado por otra enfermedad. La denominada taquicardia ventricular polimorfa en entorchado (o Torsades de Pointes) es un tipo de fibrilación ventricular que causa un trazado característico en el electrocardiograma. Puede presentarse debido a la administración de algunos fármacos o a desequilibrios en las concentraciones de potasio, calcio o magnesio en la sangre. Las personas que padecen síndrome de QT largo corren más riesgo de padecer este tipo de taquicardia ventricular, por lo que deben ir con mucho cuidado a la hora de tomar ciertos antibióticos, fármacos para el corazón y productos de venta libre. Bradiarritmias Aparecen si la frecuencia cardíaca es más lenta que lo normal. En determinadas condiciones, no llega suficiente sangre al cerebro, lo que puede causar un desmayo. En los adultos, se considera una bradiarritmia una frecuencia cardíaca inferior a 60 latidos por minuto. Cabe apuntar, no obstante, que las personas que están en muy buena forma física su frecuencia cardiaca suele ser lenta, por lo que si desciende de 60 no es ni peligrosa ni acarrea síntomas. En personas, en cambio, que padezcan una enfermedad grave u otro problema de salud, una frecuencia tan baja puede ser fácilmente causante de bradiarritmias. Las causas son variadas: ataques cardíacos; problemas de salud que perjudican o alteran la actividad eléctrica del corazón, como el hipotiroidismo (funcionamiento deficiente de la glándula tiroides) o el envejecimiento; desequilibrio de ciertas sustancias de la sangre, por ejemplo, elementos químicos como el potasio, o administración de algunos fármacos, como los betabloqueantes, los bloqueantes de los canales del calcio, algunos antiarrítmicos y la digoxina Las arritmias en los niños Normalmente, a medida que un niño crece su frecuencia cardíaca disminuye. El corazón del recién nacido late entre 95 y 160 veces por minuto. El de un niño de un año late entre 90 y 150 veces por minuto, mientras que el de un niño entre los 6 y los 8 años de edad late entre 60 y 110 veces por minuto. El corazón de un bebé o de un niño puede latir rápido o despacio por muchas razones. Tal como les sucede a los adultos, a los niños les late más rápido el corazón cuando están realizando una actividad física. Cuando duermen, el corazón les late más despacio. La frecuencia cardíaca puede aumentar y disminuir cuando toman aire y lo dejan salir. Todos estos cambios son normales. Pero algunos niños nacen con anomalías cardíacas que causan arritmias. En otros, las arritmias pueden aparecer más adelante. Los médicos usan las mismas pruebas para diagnosticar arritmias en niños y en adultos. Para el tratamiento de niños con arritmias se cuenta con medicinas, desfibrilación (descarga eléctrica), dispositivos que se implantan quirúrgicamente y que controlan el ritmo cardíaco, y otros procedimientos que reparan los impulsos eléctricos anormales del corazón. Causas Puede presentarse una arritmia si los impulsos eléctricos que controlan los latidos del corazón se retrasan o bloquean. Esto puede suceder si las células nerviosas especiales que los producen no funcionan adecuadamente o si los impulsos eléctricos no se desplazan normalmente por el corazón. También puede presentarse una arritmia si otra parte del corazón comienza a producir impulsos eléctricos. Esos impulsos se suman a los impulsos generados por las células nerviosas especiales y los latidos normales se alteran. El hábito de fumar, el consumo excesivo de alcohol, el consumo de algunas drogas (como la cocaína o las anfetaminas), el uso de algunas medicinas recetadas o de venta libre, o el exceso de cafeína o de nicotina pueden causar arritmias en algunas personas. El estrés emocional intenso o la ira pueden hacer que el corazón trabaje más, elevar la presión arterial y liberar hormonas del estrés. A veces estas reacciones pueden causar arritmias. Los ataques cardíacos o las enfermedades que causan daños en el sistema eléctrico del corazón también pueden causar arritmias. Entre estas enfermedades se encuentran la presión arterial alta, la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardíaca, el hipotiroidismo o el hipertiroidismo (exceso o escasez en la producción de la hormona tiroidea) y la cardiopatía reumática. Las anomalías cardíacas congénitas, como el Síndrome de Wolff-Parkinson-White, pueden causar algunas arritmias. El término "congénito" quiere decir que la anomalía está presente desde el nacimiento. A veces, en todo caso, se desconoce la causa que provocan las arritmias. Las arritmias son muy comunes entre las personas mayores. La fibrilación auricular afecta a millones de personas y la cantidad de personas que la sufren es cada vez mayor. Las arritmias más graves afectan a personas mayores de 60 años. Esto se debe a que estas personas tienen más probabilidades de tener enfermedad coronaria y otros problemas de salud que puedan causar arritmias. Las personas de edad avanzada también tienden a ser más sensibles a los efectos secundarios de las medicinas, algunas de las cuales pueden causar arritmias. Hay incluso fármacos que se usan para el tratamiento de las arritmias que pueden causar arritmias entre sus efectos secundarios. En cambio, ciertos tipos de arritmia se presentan con más frecuencia en niños y jóvenes. La taquicardia supraventricular paroxística, que abarca el Síndrome de Wolff-Parkinson-White, es más frecuente en personas jóvenes. Principales factores de riesgo Las arritmias son más comunes en personas que padecen enfermedades o problemas de salud que debilitan el corazón, como las siguientes: • Ataque cardíaco. • Insuficiencia cardíaca o miocardiopatía, que debilita el corazón y altera la forma en que los impulsos eléctricos se desplazan por el corazón. • Tejido cardíaco demasiado grueso o rígido, o que no se ha formado con normalidad. • Válvulas cardíacas adelgazadas o con fugas, que obligan a trabajar demasiado al corazón y pueden causar insuficiencia cardíaca. • Anomalías cardíacas congénitas (anomalías presentes desde el nacimiento) que afectan la estructura o el funcionamiento del corazón. Otros problemas de salud que también pueden elevar el riesgo de sufrir arritmias son los siguientes: • Presión arterial alta. • Infecciones que causan daños en el músculo cardíaco o el pericardio (especie de saco o bolsa que rodea al corazón) . • Diabetes, que eleva el riesgo de sufrir presión arterial alta y enfermedad coronaria. • Apnea del sueño, que puede sobrecargar el corazón porque éste no recibe suficiente oxígeno. • Hipotiroidismo o hipertiroidismo (exceso o escasez de hormona tiroidea en el cuerpo). Otros factores también pueden elevar el riesgo de presentar arritmias. Entre ellos se encuentran la cirugía cardíaca, ciertas drogas (como la cocaína o las anfetaminas) o el desequilibrio de ciertas sustancias en el torrente sanguíneo, por ejemplo, de elementos químicos como el potasio. Síntomas Como decíamos más arriba, muchas arritmias no causan signos ni síntomas. Cuando los hay, los más frecuentes son las palpitaciones y síncopes. Entre los principales, cabe mencionar los siguientes: • Palpitaciones (sensación subjetivamente anormal de los latidos cardiacos, que pueden ser percibidos como latidos fuertes, adelantados, irregulares o taquicárdicos. • Latidos lentos. • Latidos irregulares. • Pausas entre un latido y el siguiente. • Síncopes, es decir, pérdidas de conocimiento debidas a la disminución del flujo cerebral. Aunque la mayoría obedecen a causas distintas a las arritmias, cuando éstas provocan un síncope, generalmente obedecen a una causa grave. Entre los signos y síntomas más graves, cabe apuntar los siguientes: • Ansiedad. • Debilidad, aturdimiento y mareo. • Desmayos o sensación de estar a punto de desmayarse. • Sudor. • Sensación de falta de aire. • Dolor torácico. Diagnóstico Las arritmias pueden ser difíciles de diagnosticar, especialmente cuando se trata de los tipos que sólo causan síntomas de vez en cuando. El diagnóstico se suele realizar basándose en los antecedentes médicos personales y familiares del paciente, en un examen médico y en los resultados de ciertas pruebas y procedimientos. Los médicos encargados del diagnóstico y tratamiento de las arritmias son los cardiólogos, los cardiólogos pediatras y los electrofisiólogos. Antecedentes médicos personales y familiares Para diagnosticar una arritmia, el médico puede pedirle que describa sus síntomas. Es posible que le pregunte si siente aleteos en el pecho o si se siente mareado o aturdido. Tal vez le pregunte si tiene otros problemas de salud, como antecedentes de enfermedad coronaria, presión arterial alta, diabetes o problemas de la tiroides. También puede hacerle preguntas como las siguientes sobre sus antecedentes médicos familiares: • ¿Alguna persona de su familia ha tenido arritmias? • ¿Alguna persona de su familia ha tenido enfermedad coronaria o presión arterial alta? • ¿Alguna persona de su familia ha muerto de repente? • ¿Hay otras enfermedades o problemas de salud en su familia? Probablemente el médico quiera saber qué medicinas está tomando, incluso las medicinas de venta libre y los suplementos. También puede preguntarle sobre las costumbres que pueden afectar la salud, como la actividad física, el hábito de fumar o el uso de alcohol o drogas (por ejemplo, la cocaína). Es posible que también le pregunte si ha tenido estrés emocional o ira. Examen médico Durante este examen, el médico puede hacer lo siguiente: • Escuchar la frecuencia y el ritmo de los latidos del corazón. • Oírle el corazón para ver si tiene un soplo (un ruido cardíaco adicional o poco común que se escucha durante los latidos). • Tomarle el pulso para ver qué tan rápido le late el corazón. • Ver si tiene las piernas o los pies hinchados, lo cual podría indicar que tiene el corazón aumentado de tamaño o que sufre insuficiencia cardíaca. • Examinarlo en busca de signos de otras enfermedades que puedan causar el problema, como las enfermedades de la tiroides. Pruebas y procedimientos diagnósticos Electrocardiograma (ECG) El electrocardiograma es una prueba sencilla e indolora que detecta y registra la actividad eléctrica del corazón. Es la prueba más común para el diagnóstico de las arritmias. El electrocardiograma muestra qué tan rápido late el corazón y a qué ritmo (uniforme o irregular). También muestra la potencia y la sincronización de los impulsos eléctricos a medida que pasan por el corazón. El electrocardiograma corriente registra sólo los latidos durante unos segundos. Este tipo de electrocardiograma no detectará las arritmias que no se presenten durante la prueba. Para diagnosticar las arritmias que aparecen de vez en cuando, el médico puede pedirle que lleve un electrocardiógrafo portátil. Los dos tipos más comunes de electrocardiógrafos portátiles son el monitor de Holter y el monitor de eventos cardíacos. Monitor de Holter y monitor de eventos cardíacos El monitor de Holter registra los impulsos eléctricos del corazón durante 24 o 48 horas. El paciente lo usa mientras realiza sus actividades cotidianas. Así el monitor puede registrar la actividad del corazón por un tiempo mayor que el de un electrocardiograma corriente. El monitor de eventos cardíacos se parece al monitor de Holter. El paciente lo usa mientras realiza sus actividades normales. Sin embargo, el monitor de eventos cardíacos sólo registra la actividad eléctrica del corazón en ciertos momentos durante el tiempo en que se está usando. En muchos monitores de eventos, el paciente tiene que oprimir un botón para prender el monitor cuando siente síntomas. Otros monitores de eventos se prenden automáticamente cuando detectan ritmos cardíacos anormales. Algunos monitores de eventos pueden enviar datos sobre la actividad eléctrica del corazón a una estación central de monitorización. Los técnicos de la estación revisan la información y se la envían al médico. El paciente también puede usar el aparato para informar sobre los síntomas que está presentando. El monitor de eventos se puede usar por varias semanas o hasta que se presenten los síntomas. Otras pruebas Para diagnosticar las arritmias se usan también otras pruebas: Análisis de sangre. Se pueden realizar análisis de sangre para determinar la concentración de ciertas sustancias en la sangre, como el potasio y la hormona tiroidea. Las concentraciones anormales de estas sustancias pueden aumentar las probabilidades de tener una arritmia. Radiografía de tórax. La radiografía de tórax es una prueba indolora con la que se obtienen imágenes de las estructuras internas del tórax, como el corazón y los pulmones. En esta prueba se puede ver si el corazón está aumentado de tamaño. Ecocardiografía. En esta prueba se usan ondas sonoras para crear una imagen animada del corazón. La ecocardiografía proporciona información sobre el tamaño y la forma del corazón y sobre cómo están funcionando las cavidades y las válvulas. También puede identificar zonas de mala circulación en el corazón, zonas de músculo cardíaco que no se estén contrayendo normalmente y lesiones anteriores del músculo cardíaco causadas por mala circulación. Hay varios tipos de ecocardiografías; uno de ellos es la ecocardiografía de esfuerzo. Esta prueba se realiza antes y después de una prueba de esfuerzo. Por lo general, la ecocardiografía de esfuerzo se realiza para saber si la circulación del corazón está disminuida, lo cual es un signo de enfermedad coronaria. La ecocardiografía transesofágica (ETE) es un tipo especial de ecocardiografía con la que se obtienen imágenes del corazón a través del esófago. El esófago es el conducto que va de la boca al estómago. Prueba de esfuerzo. Algunos problemas del corazón son más fáciles de diagnosticar cuando el corazón está trabajando mucho más y latiendo rápido. Durante la prueba de esfuerzo, el paciente hace ejercicio para que el corazón trabaje mucho y lata rápido mientras se realizan pruebas cardíacas. Si no puede hacer ejercicio, es posible que le den medicinas para hacer que el corazón trabaje más intensamente y lata con rapidez. Entre las pruebas cardíacas que se realizan durante la prueba de esfuerzo se cuentan la gammagrafía cardíaca, la ecocardiografía y la tomografía por emisión de positrones del corazón. Estudio electrofisiológico. Esta prueba se usa para evaluar las arritmias graves. Durante el estudio electrofisiológico se introduce un alambre delgado y flexible en una vena del brazo o de la ingle (la parte superior del muslo) y se pasa hasta el corazón. El alambre registra los impulsos eléctricos del corazón. El médico puede usar el alambre para enviar estímulos eléctricos al corazón y causar una arritmia. Esto le permite ver si una medicina antiarrítmica puede solucionar el problema. Durante el estudio electrofisiológico se puede realizar una ablación con catéter, que es un procedimiento con el que se tratan ciertos tipos de arritmia. Prueba de la mesa basculante. Esta prueba se usa a veces para tratar de hallar la causa de los desmayos. El paciente se acuesta en una mesa que pasa de posición horizontal a vertical. El cambio de posición puede hacer que el paciente se desmaye. El médico observa los síntomas, la frecuencia cardíaca, el trazado del electrocardiograma y la presión arterial durante la prueba. También puede darle al paciente una medicina y ver cómo responde a ésta. Angiografía coronaria. En la angiografía coronaria se usan un medio de contraste y rayos X especiales para mostrar el interior de las arterias coronarias. Para introducir el medio de contraste en las arterias coronarias, el médico emplea un procedimiento llamado cateterismo cardíaco. Un tubo delgado y flexible llamado catéter se inserta en un vaso sanguíneo del brazo, la ingle (la parte superior del muslo) o el cuello. El tubo se hace avanzar luego hasta las arterias coronarias y el medio de contraste se inyecta en la sangre. Mientras el medio de contraste fluye por las arterias coronarias se toman radiografías especiales. El medio de contraste le permite al médico estudiar la circulación de la sangre por el corazón y los vasos sanguíneos. De esta forma puede hallar bloqueos que puedan causar un ataque cardíaco. Registrador implantable subcutáneo. Este dispositivo detecta alteraciones del ritmo cardíaco. Se coloca bajo la piel del pecho en una intervención de cirugía menor. El registrador implantable subcutáneo les permite a los médicos determinar la razón de las palpitaciones o de los desmayos de una persona, especialmente si estos síntomas no suceden con mucha frecuencia. El dispositivo se puede usar por un tiempo de entre 12 y 24 meses. Tratamiento Los tratamientos comunes para la arritmia abarcan medicinas, procedimientos médicos y cirugía. El médico puede recomendar tratamiento si la arritmia causa síntomas graves, como mareo, dolor en el pecho o desmayo. También puede recomendar tratamiento si la arritmia eleva el riesgo de presentar problemas como insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular (derrame cerebral) o paro cardíaco súbito. Medicinas Se pueden usar medicinas para calmar un corazón que está latiendo demasiado rápido. También se pueden usar para convertir un ritmo cardíaco anormal en uno normal y uniforme. Las medicinas que cumplen estas funciones se llaman antiarrítmicos. Algunas de las medicinas que se usan para disminuir las frecuencias cardíacas rápidas son los betabloqueantes (como el metoprolol y el atenolol), los bloqueantes de los canales del calcio (como el diltiacem y el verapamilo) y la digoxina (digital). A menudo estas medicinas se usan para el tratamiento de la fibrilación auricular. Algunas de las medicinas que se usan para restablecer el ritmo cardíaco normal son la amiodarona, el sotalol, la flecainida, el propafenón, la dofetilida, la ibutilida, la quinidina, la procainamida y la disopiramida. Con frecuencia estas medicinas causan efectos secundarios. Algunos de estos efectos secundarios pueden empeorar la arritmia o incluso causar otro tipo de arritmia. Actualmente, ninguna medicina puede acelerar de manera confiable una frecuencia cardíaca lenta. Las frecuencias cardíacas que son anormalmente lentas se tratan con marcapasos. Las personas que sufren fibrilación auricular y otras arritmias pueden recibir tratamiento con anticoagulantes. Estas medicinas disminuyen el riesgo de que se formen coágulos de sangre. La warfarina, el dabigatrán, la heparina y la aspirina son ejemplos de anticoagulantes. Las medicinas también pueden controlar los problemas médicos de fondo que pueden causar una arritmia, como la enfermedad coronaria o las enfermedades de la tiroides. Procedimientos médicos Algunas arritmias se tratan con marcapasos. El marcapasos es un dispositivo pequeño que se pone bajo la piel del pecho o el abdomen para que controle los ritmos cardíacos anormales. Los marcapasos tienen sensores que detectan la actividad eléctrica del corazón. Cuando el dispositivo detecta un ritmo cardíaco anormal, envía impulsos eléctricos para hacer que el corazón lata con una frecuencia normal. Algunas arritmias se tratan con una descarga eléctrica en el corazón. Este tipo de tratamiento se llama cardioversión o desfibrilación, según el tipo de arritmia que se esté tratando. Algunas personas que corren el riesgo de sufrir fibrilación ventricular se tratan con un dispositivo llamado desfibrilador cardioversor implantable. Al igual que el marcapasos, el desfibrilador cardioversor implantable es un dispositivo pequeño que se coloca bajo la piel del pecho. Usa pulsos o descargas eléctricas para controlar arritmias potencialmente mortales. El desfibrilador cardioversor implantable monitoriza constantemente el ritmo cardíaco. Si detecta una arritmia ventricular peligrosa, envía una descarga eléctrica al corazón para restablecer el ritmo cardíaco normal. Una intervención llamada ablación por catéter se usa para tratar algunas arritmias si las medicinas no surten efecto. Durante el procedimiento se inserta un tubo delgado y flexible en un vaso sanguíneo del brazo, la ingle (parte superior del muslo) o el cuello. Luego ese tubo se guía hasta el corazón. Una máquina especial envía energía a través del tubo hasta el corazón. Esta energía busca y destruye zonas pequeñas de tejido cardíaco en las que pueda iniciarse un ritmo cardíaco anormal. Por lo general, la ablación por catéter se realiza en un hospital durante el estudio electrofisiológico. El médico puede recomendar una ecocardiografía transesofágica antes de la ablación por catéter para asegurarse de que no haya coágulos en las aurículas (las cavidades superiores del corazón). Cirugía Los médicos tratan algunas arritmias con cirugía. Esto puede ocurrir si se va a hacer una cirugía por otro motivo, por ejemplo, para reparar una válvula del corazón. Un tipo de cirugía para la fibrilación auricular se llama ablación en laberinto. En esta operación el cirujano hace cortes o quemaduras pequeñas en las aurículas. Estos cortes o quemaduras evitan que se diseminen los impulsos eléctricos desorganizados. Si las arritmias se deben a la enfermedad coronaria, el médico puede recomendar una revascularización coronaria (llamada también bypass coronario). Esta cirugía mejora el flujo de sangre al músculo cardíaco. Otros tratamientos Las maniobras de estimulación vagal son otro tipo de tratamiento para la arritmia. Consisten en ejercicios sencillos que a veces pueden detener o disminuir ciertos tipos de arritmias supraventriculares. Lo logran afectando el nervio vago, que ayuda a controlar la frecuencia cardíaca. Entre las maniobras de estimulación vagal se encuentran las siguientes: • La estimulación del reflejo de náuseas. • La maniobra de Valsalva, que consiste en taparse muy bien la nariz y la boca y soplar fuerte por la nariz sin dejar escapar el aire. • Sumergir la cara en agua helada. • Toser. • Cubrirse los párpados con los dedos y hacer presión suavemente. Las maniobras de estimulación vagal no son un tratamiento adecuado para todo el mundo. Pregúntele al médico si son una buena alternativa en su caso. Muchas arritmias son inofensivas. Es normal tener un latido extra ocasional o palpitaciones leves. Las personas que tienen arritmias inofensivas pueden llevar una vida sana. Por lo general, no necesitan tratamiento. Incluso las personas que tienen arritmias graves reciben a menudo un tratamiento exitoso y llevan una vida normal. Atención médica continua Si usted tiene una arritmia que requiere tratamiento, debe hacer lo siguiente: • Cumpla todas las citas médicas. Lleve a cada cita médica o a cada consulta en el servicio de urgencias una lista de todas las medicinas que está tomando. Así los médicos sabrán exactamente qué toma y eso puede prevenir errores relacionados con las medicinas. • Tómese las medicinas según las indicaciones del médico. Consulte con el médico antes de tomar medicinas de venta libre, suplementos nutricionales o medicinas para el resfriado y las alergias. Algunos de estos productos pueden precipitar ritmos cardíacos rápidos o interactuar mal con las medicinas que controlan el ritmo cardíaco. • Avísele al médico si está presentando efectos secundarios a las medicinas que toma. Entre los efectos secundarios se cuentan la depresión y las palpitaciones. Estos efectos secundarios a menudo se pueden tratar. • Dígale al médico si los síntomas de arritmia están empeorando o si tiene síntomas nuevos. • Vaya a chequeos médicos frecuentes si está tomando anticoagulantes. Es posible que necesite pruebas de sangre periódicas para ver cómo están funcionando las medicinas. Si tiene una arritmia, es importante que se cuide. Si se siente aturdido o le parece que va a desmayarse, acuéstese. No trate de caminar ni de conducir. Avísele al médico acerca de estos síntomas. Pregúntele al médico si las maniobras de estimulación vagal son una alternativa en su caso. Estos ejercicios pueden detener los latidos rápidos, pero no son adecuados para todo el mundo. Aprenda a tomarse el pulso. Pregúntele al médico cuál debe ser su pulso normal. Lleve un registro de los cambios que haya en su pulso y entréguele al médico esta información. Cambios en el estilo de vida La causa de muchas arritmias es una enfermedad coronaria de fondo. Mantenga el corazón sano con una alimentación saludable. Una alimentación saludable contiene variedad de frutas y verduras. También contiene cereales integrales, productos lácteos descremados o semidescremados y alimentos que contengan proteínas, como las carnes magras, el pollo sin piel, los mariscos, los productos de soya procesada, las nueces, las semillas, los frijoles y los guisantes (arvejas). Una alimentación saludable tiene un contenido bajo de sodio (sal), azúcares añadidos, grasas sólidas y cereales refinados. Las grasas sólidas son las grasas saturadas y los ácidos grasos trans. Los cereales refinados provienen del procesamiento de cereales integrales, lo cual ocasiona pérdida de nutrientes (por ejemplo, fibra alimenticia). Un estilo de vida saludable también consiste en mantenerse activo, dejar de fumar, mantenerse en un peso saludable y mantener el colesterol y la presión arterial dentro de los valores normales. El estrés emocional intenso o la ira pueden causar arritmias. Trate de controlar el estrés y la ira mediante actividades como yoga, ratos de descanso, meditación y técnicas de relajación. El apoyo de familiares y amigos también puede ayudarle a controlar el estrés. Es posible que el médico quiera que usted evite ciertas sustancias, si éstas le hacen latir el corazón demasiado rápido. Entre estas sustancias pueden estar las bebidas alcohólicas y las medicinas para el resfriado y la tos. Bibliografía • L. MUÑOZ GIMENO, Arcadio GARCÍA ALBEROLA. Guía práctica para el diagnóstico y tratamiento de las arritmias y el síncope. Murcia: L. Muñoz, 2006. ISBN 84-609-6469-8. • VV.AA. “Arritmias cardíacas en medicina intensiva”. En Cuidados intensivos: atención integral al paciente crítico / R. Aragonés Manzanares (dir.), Pablo de Rojas Román (dir.), 2017, ISBN 978-84-9835-799-8, págs. 467-477. • F. Javier MORILLO RODRÍGUEZ, María E. PILEÑO MARTÍNEZ. “Electrocardiografía básica y principales arritmias”. En Enfermería clínica / coord. por F. Javier Morillo Rodríguez, David Fernández Ayuso, Vol. 2, 2016 (Cuidados críticos y especialidades médico-quirúrgicas), ISBN 978-84-9022-496-0, págs. 295-312. • G. SARQUELLA-BRUGADA, Josep BRUGADA. “Arritmias cardíacas”. En Tratado de pediatría / coord. por Manuel Moro Serrano, Serafín Málaga Guerrero, L. Madero López, Vol. 2, 2014, ISBN 978-84-9835-724-0, págs. 1746-1752. • VV.AA. “Algoritmos de búsqueda retrospectiva y ventana de integración para la detección de arritmias tipo taquicardia y fibrilación ventricular”. En Ciencias de la Ingeniería y Tecnología Handbook T-I: Congreso Interdisciplinario de Cuerpos Académicos / coord. por Vicente Pérez García, José Luis Rico Moreno, 2013, ISBN 978-607-8324-12-5, págs. 17-26. • Gonzalo GARCÍA DE CASASOLA, Juan PASTRANA DELGADO. “Arritmias cardíacas”. En Fisiopatología y patología general básicas para ciencias de la salud / coord. por Juan Pastrana Delgado, Gonzalo García de Casasola Sánchez, 2013, ISBN 978-84-8086-946-1, págs. 170-173. • VV.AA. “Arritmias cardiacas”. En Cliniguía: actualización de diagnóstico y terapéutica: 2012, 2012, ISBN 978-84-936524-5-6, págs. 86-101. • Ángel MIRACLE BLANCO, Tomás DATINO. “Arritmias ventriculares y muerte súbita”. En El anciano con cardiopatía: manual para un abordaje integral del enfermo de edad avanzada con enfermedades cardiovasculares / coord. por Manuel Martínez-Sellés, 2010, ISBN 978-84-88336-94-1, págs. 187-198. • VV.AA. “Biología computacional en el estudio de las arritmias cardíacas”. En Modelado y simulación: ingeniería biomédica / coord. por Pedro Antonio Carrión Pérez, Juan Ródenas García, José Joaquín Rieta Ibáñez, César Sánchez Meléndez, 2010, ISBN 978-84-8427-689-0, págs. 131-168. • Y. SÁNCHEZ LOZANO. “Arritmias cardiacas: estudio electrocardiográfico”. En Enfermería médico-quirúrgica / coord. por Mercedes de la Fuente Ramos, Vol. 1, 2009, ISBN 978-84-95626-85-1, 545 págs. • Tamara ARCHONDO, Julián PÉREZ-VILLACASTÍN. “Qué es una arritmia y como funciona un marcapasos”. En Libro de la salud cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos y la Fundación BBVA / coord. por Antonio López Farré, Carlos Macaya Miguel, 2009, ISBN 978-84-96515-92-5, págs. 401-404. • VV.AA. “Arritmias”. En Manual de enfermería en emergencia prehospitalaria y rescate / coord. por David Fernández Ayuso, Javier Aparicio Santos, José Luis Pérez Olmo, A. Serrano Moraza, 2008, ISBN 978-84-96881-58-7, págs. 225-247. • Francisco J. SILVESTRE DONAT, Andrés PLAZA COSTA. “El paciente con arritmias cardíacas”. En Odontología en pacientes especiales / Francisco Javier Silvestre Donat (aut.), Andrés Plaza Costa (aut.), 2007, ISBN 978-84-370-6652-3, págs. 187-188. • Josep BRUGADA, Mariona MATAS. “Arritmias y marcapasos”. En Libro de la salud del Hospital Clínic de Barcelona y la Fundación BBVA / coord. por Juan Rodés, Josep Maria Piqué, Antoni Trilla García, 2007, ISBN 978-84-96515-33-8, págs. 241-248. • José Alberto LÓPEZ BAEZA, Constantino TORMO CALANDÍN. “Tratamiento eléctrico de las arritmias”. En El paciente agudo grave: instrumentos diagnósticos y terapéuticos / coord. por Manuel Tejeda Adell, 2005, ISBN 84-458-1521-0, págs. 296-313.
Está viendo el 100% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas