... cambio, las del pequeño... Como el príncipe de la Cenicienta, yo empezaba a encantarme no ante un zapatillo de seda, sino ante la señal dejada en la tierra por un precioso pie. ¿Dónde se ocultaban ...
... para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.Los estafadores volvieron a pedir más dinero, más seda y más oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Lo almacenaron todo en sus alforjas ...
... tiempo".Entonces el rey despidió a todos los jeiques de las corporaciones, y retuvo al tejedor, y le llevó seda de diferentes colores y un telar, y le dijo: "Enseña tu arte a mi hijo". Y el tejedor ...
... contenta el espíritu.Entraron entonces en una sala magnífica, con el piso cubierto por una alfombra de seda amarilla, y sentándose en un trono de oro, el falso califa permitió a los demás sentarse ...
... nata del pobre Tomín y de su atribulada compañera. Una tarde le dio, envueltos en un papel de seda, dos cigarros puros, que ella misma había comprado. A tan hermoso obsequio, siguieron: ya el cuarto ...
... faltas y tonterías que encontraréen ellas.Estaba leyendo la primera de las cartas, cuando el crujido de unvestido de seda le obligó a volver vivamente la cabeza. Junto a él, ados pasos de la mesa ...
... hizo un tremendo desgarr& 243;n en la capa y ella me ofreci& 243; el remedio de aguja y hebra de seda. Era bajita y frescachona. Sin encomendarme a Dios ni al Diablo le plante& 233; la cuesti& 243;n ...
... , capa de verano caída sobre el anca del caballo, sombrero blanco finísimo y pañuelo de seda morado al cuello. Nos saludamos, como es regular, y preguntándole por el camino de tal parte, me respondió ...
... plumazas o colchones de pluma levantaban el lecho muy alto, y lo cubrían una gran colcha de seda y dos pieles magníficas de zorro. Incierta, temerosa, despechada, sin saber siquiera qué esperar ...
... lindas, que lo parecían doblemente con el dengue de escarlata y la cofia ceñida con cinta de seda. La segunda comparsa aspiraba, más que a la bizarría del traje, a representar fielmente ciertos tipos ...
... adornos de los que ahora se usan, á quien la púrpura de Tiro, y la por tantos modos martirizada seda encarecen, sino de algunas hojas de verdes lampazos, y yedra entretegidas, con lo que quiza iban ...
... muestra aquíYelmo, escudo y paramentos.Por joya de su adoradaLleva lindas tranzaderasDe oro y seda delicada,Que pueden ser las primerasPor su labor extremada.Por la espalda airosa y sueltaCon amor ...
... as palabras, salió de entre los cristianos un jinete completamente cubierto de armas y de hierro, y de seda y de oro. Montaba un caballo alazán; su cara era sonrosada, con mejillas vírgenes de pelo ...
... & 243;n f& 225;cil y profunda de las propias acciones, y saldr& 225; como una seda, sin temor de opiniones adversas ni de que los descontentadizos lo tengan por m& 225;s o menos aproximado a la verdad ...
... , los marineros del puerto trajinaban embarcando las cajas de naranjas, que iban envolviendo en papeles de seda y empaquetando, al pie de los inmensos montones del fruto áureo, centenares de muchachas ...
... tras otro aquellos salones anchos, solitarios, vac& 237;os de gente, l& 250;gubres y vestidos de seda como pr& 237;ncipes amortajados, y en su grandiosa capacidad parec& 237;a que alguna enorme boca ...
... fuerza de agradarDa la ley, tras anularLas leyes que dio el poder.Tienen sus retretes frescosMarfil, coral, seda y grana,Paredes de porcelanaCon dorados arabescosY hermosos perfumadores,Cuya vagarosa ...
... araña y se abrían todas las ventanas, y el califa se sentaba en un magnífico diván forrado de seda, terciopelo y oro, y mandaba a las cantoras que cantasen y a los músicos que tañesen sus instrumentos ...
... aspecto, con su cabello pelirrojo y puntiaguda barba, su verde capa y medias de seda, su amante de los barrios bajos y el despreciable hermano de ésta guardándole sus espaldas». Este especie ...
... , «la», escúchala. 140Entre los ciento cincuenta hay una tela estirada, no es de hilo, ni de seda, ni tejida, ni labrada. 141Entre unas paredes blancas hay una rosa amarilla ...
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